Opini車n
Que el loro blanco no os embauque
Buena parte del barcelonismo celebra las migajas que quienes mandan les echan
El populismo apela a la patata, que es como en mi familia han llamado tradicionalmente al coraz車n cuando quienes se refer赤an a 谷l buscaban restarle trascendencia a su papel vital. Una patata es una patata y no pasa nada si del mercado a casa una de ellas decide liberarse del yugo que supone para su comunidad la bolsa de pl芍stico y buscarse la vida por su cuenta. ?Suerte! Pero el coraz車n, por mucho que mi &primobr車* Dani pueda referirse a 谷l como patata, es un m迆sculo sano y obviamente necesita acci車n.
Lo sabe Donald Trump, uno de los grandes generadores de jaleo para los corazones de millones de norteamericanos, como lo sab赤a Lopera, Gil o Gaspart para sus afanosos p迆blicos. Todos ellos, sin embargo, no le llegan a la suela del zapato al monarca heredero de &La Liga de los hombres extraordinarios*, serie de Movistar+ que deber芍 plantearse a?adir en el futuro un cap赤tulo extra protagonizado por quien da nobleza a este art赤culo: Joan Laporta i Estruch.
Durante sus primeros a?os al frente del Bar?a ya dej車 buenas sensaciones, ofreciendo episodios inolvidables que, con el paso de los a?os, se han convertido en piezas irrepetibles (este adjetivo no es gratuito). Ah赤 est芍 su ※tritranquil§ o su ※que n*aprenguin!§. Tambi谷n en esa categor赤a de perlas imborrables est芍 el ※?al loro, que no estamos tan mal!§, la ※caverna medi芍tica§ o el m芍s reciente ※madridismo sociol車gico§. Laporta es un genio sintetizando todo aquello que al cul谷 le sobrevuela la mente y no es capaz de verbalizar.
No hab赤a entonces y sigue sin haber ahora nadie mejor que 谷l para darle acci車n a esa patata que empezaba a languidecer y cuyo color y palpitaciones no insinuaba nada bueno. La desesperaci車n invita a soluciones radicales y el populismo es el ※puto amo§ en esos ambientes (?recuerdan el papel車n de Mourinho y sus soldados?). Lo resumi車 bien Sique Rodr赤guez en el &Qu豕 t*hi jugues*: ※El socio vot車 un recuerdo§.
La memoria es selectiva y en situaciones l赤mite elige el camino f芍cil de la nostalgia, el que te lleva a la esperanza. Por eso la decisi車n del CSD la celebra parte del barcelonismo menos reflexivo como un t赤tulo mientras r赤e del madridismo sociol車gico encarnado por Tebas, el PP o esa prensa nacional-madridista que critica la decisi車n. Si abrazarse al populismo no les impidiera ver m芍s all芍, entender赤an que el CSD bebe de las mismas fuentes que el resto. Y que el socio de Laporta, Florentino P谷rez, en la Superliga no ha movido un dedo por puro y exclusivo inter谷s propio. Si fueran listos, dejar赤an de gritar como orangutanes celebrando las migajas que quienes mandan quieren que comamos.
El 'ser superior', ausent芍ndose de interferir en todo este embrollo e incluso posicion芍ndose desde la sombra a favor del Bar?a, es consciente de que la absurda fiesta desatada alrededor del despacho de Laporta provocar芍 que la ira del f迆tbol espa?ol, ya cabreado con lo de Negreira, se convierta en absoluta hostilidad en cada salida del equipo de Flick. El madridismo sociol車gico que tan bien defini車 el presidente se cobra todos sus favores.
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