Descomposición del florentinato

En su irresistible ascenso hacia la gloria futbolística, el Bar?a de Flick empieza a dejar cadáveres ilustres por el camino. Su enérgica y espectacular victoria en la final de Copa no solo le confirma como el gran aspirante a ganar un triplete de todo el continente, sino que, por contraste, deja al Real Madrid se?alado y tambaleándose en el filo del abismo.

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La crisis blanca es en primer lugar deportiva, porque el equipo que en agosto tenía que ganarlo todo sin bajar del autobús con Mbappé como gran estrella ha resultado ser un fiasco futbolístico y una plantilla descompensada, envejecida y sin medio campo, que sucumbe estrepitosamente cada vez que se enfrenta a su gran rival.

Y a pesar de que la maquinaria mediática ya ha decidido que el culpable del colapso futbolístico se llama Ancelotti, e intentará salvar el batacazo con un mero relevo de entrenador, lo cierto es que los problemas en el banquillo son solamente una consecuencia más de la grave aluminosis que afecta a la estructura institucional del club.

Ancelotti bate su peor récord en el Madrid

Porque el Real Madrid, más allá de sus carencias futbolísticas, es un club peleado hoy con todos los estamentos del fútbol, que mantiene cruentas guerras abiertas y simultáneas con LaLiga, la Federación, la UEFA o el colectivo arbitral en bloque.

El ridículo amago de retirarse el día antes de la final es solo la última rabieta de Florentino que, sea bajando del avión antes de la gala del Balón de Oro o usando vergonzosamente los canales del club para difamar a los árbitros, ha entrado en una espiral autodestructiva cada vez más peligrosa.

Pelea contra inexistentes molinos de viento

El Real Madrid es hoy un club aislado, sin capacidad de influencia en las instituciones y que solo es noticia por sus patéticas pataletas periódicas. La presunta casa del se?orío se ha vuelto un club que pelea contra inexistentes molinos de viento, porque más que enfadado con los árbitros o con Tebas, lo que no soporta Florentino es que el Bar?a haya renacido otra vez de sus cenizas y le haya arruinado el guion victorioso que ya tenía escrito para esta temporada.

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Por mucho que en el palacio presidencial ya se esté preparando el ritual de guillotinar la cabeza del entrenador, lo cierto es que el actual socavón blanco es una consecuencia directa de la descomposición de su gobierno.

Los medios que ya están corriendo a tapar las vergüenzas de su alteza harán todo tipo de funambulismos, como es tradición, para maquillar la realidad y transferir responsabilidades. Será muy interesante ver hasta qué punto podrán esta vez disimular el hedor cada vez más insoportable que emana de la institución.