?Y si el caso Olmo fuera un nuevo Anoeta?

El Bar?a es este extra?o club que repite cíclicamente su propia historia. Uno de sus extravagantes hechos diferenciales es que, en la época moderna, todos sus ciclos victoriosos han nacido inevitablemente de crisis monumentales.

Dani Olmo pide paso ante el Rayo

La era gloriosa de Johan Cruyff fue una consecuencia del motín del Hesperia: tras una sublevación de la plantilla y con el destino del club en el aire, Nú?ez optó por la última bala de contratar a su antagonista Cruyff, que terminaría encontrando la tecla para revolucionar el juego, ganar cuatro Ligas y la primera Champions de la historia. De la decadencia del posnu?ismo nació la primera y revolucionaria presidencia de Laporta, que encontró con Rijkaard y la sonrisa de Ronaldinho el camino para volver a reinar en Europa. De la autocomplacencia de aquel mismo equipo, que generó una crisis que parecía insalvable, emergió el inolvidable equipo de Guardiola y Messi, que dominó el fútbol durante cinco largos a?os. Y de la sangrante crisis de Anoeta, que acabó con Zubizarreta y Puyol y a punto estuvo de liquidar a Luis Enrique, nació el último gran triplete protagonizado por el célebre tridente.

Desde entonces, el Bar?a lleva una década inédito en Europa y dando tumbos en la Liga, a la búsqueda de su identidad perdida. Aisladamente, el equipo blaugrana ha ido ganando alguna Liga, como la última de Xavi, pero no ha sido capaz de construir un proyecto dominante ni atractivo. El Bar?a llevaba muchos a?os tratando de salir de un profundo `pozo, incapaz de superar el ‘shock’ que produjo la marcha de Messi y su posterior regreso fallido. Con la llegada de Flick, el paracaidista que vino del frío y que aterrizó en nuestras vidas sin saber nada del entorno, parecen cuajar por primera vez los primeros brotes verdes de un juego dinámico y alegre que infunde respeto gracias al talento de unos jóvenes extraordinarios.

El buen trabajo de Flick no sale de la nada: sin la magia de La Masía y sin la apuesta que ya hizo Xavi por Lamine y compa?ía, el entrenador alemán no hubiera podido desarrollar sus ideas. La paradoja es que este Bar?a, como los de anta?o, llega a su mejor momento de juego y de forma tras haber superado la monumental crisis institucional del ’caso Olmo’. Como un típico Dragon Khan blaugrana, el apocalipsis de hace poco más de un mes, en la que parecía que el club se derrumbaba, ha derivado en un estado de casi euforia, en el que de repente se aspira a ganarlo todo. La sensación es que, como anta?o, de aquel colapso podría haber empezado a emerger una nueva era gloriosa, aunque todavía lo susurramos con la boca peque?a.

La historia no solo se puede repetir sino que en el Bar?a es una gran maestra que sirve para entender el presente. De todas las grandes depresiones del pasado germinaron equipos que marcaron una época. Flick, de momento, ha tirado de manual y ha sabido aislar al equipo del terrible ruido mediático e institucional de las últimas semanas. ?Podría ser el ‘caso Olmo’ una nueva catarsis, un nuevo Anoeta, el conflicto que catalizó al equipo hacia el último triplete? Puede que sea demasiado temprano para asegurarlo, pero el barcelonismo tiene ya al menos licencia para so?ar.